Implicación de la microbiota intestinal en la producción de estrógenos

Se denomina microbiota intestinal al conjunto de bacterias buenas y malas que habitan en nuestro intestino. 

Dichas bacterias intestinales tienen entre sus principales funciones:

• Sintetizar enzimas y vitaminas ,como la vitamina B12 y vitamina K. 
• Colaboran en el proceso digestivo y de eliminación. 
• Ayudan a la producción de  neurotransmisores como la serotonina, la hormona de la felicidad.
• Ayudan a controlar los niveles de estrógenos, de acuerdo a un estudio reciente. 

¿Cómo ayuda a controlar los niveles de estrógenos?

Los ovarios son la fuente principal de producción de estrógenos, los cuales viajan hacia donde hay receptores estrogénicos como en el útero para ejercer su función y una vez que cumplieron su vida útil se inactivan en el hígado.

Nuestro intestino tiene la capacidad de reutilizar estas hormonas, situación que en algunos casos es benéfico como cuando estamos cerca de la menopausia y esto se logra gracias a que en el intestino se secreta una enzima llamada β-glucuronidasa, la cual vuelve a activar a los estrógenos cuando es necesario. 

Cuando hay un desequilibrio en la microbiota intestinal puede ocurrir que las bacterias intestinales produzcan más β-glucuronidasa de la necesaria y por consiguiente un “exceso de estrógenos”, lo que causa el trastorno del metabolismo de los estrógenos. 

Esto nos muestra que cada día se descubre la implicación de la microbiota intestinal en diferentes procesos y en este caso un desequilibrio de la microbiota intestinal afectará a la cantidad de estrógenos circulantes teniendo como consecuencias ciclos menstruales irregulares, infertilidad, así como contribuir al riesgo a largo plazo de padecer miomas uterinos e incluso cáncer de mama. 

Afortunadamente, es posible lograr un equilibrio de la microbiota intestinal con una buena alimentación, ejercicio y con el consumo diario de probióticos, como los Lactobacillus casei Shirota, presentes en todos nuestros productos Yakult.

Referencias

1. Baker, J. M., Al-Nakkash, L., & Herbst-Kralovetz, M. M. (2017). Estrogen–gut microbiome axis: Physiological and clinical implications. Maturitas, 103, 45–53. https://doi.org/10.1016/j.maturitas.2017.06.025
2. del Campo-Moreno, R., Alarcón-Cavero, T., D’Auria, G., Delgado-Palacio, S., & Ferrer-Martínez, M. (2018). Microbiota en la salud humana: técnicas de caracterización y transferencia. Enfermedades infecciosas y microbiología clínica, 36(4), 241–245. https://doi.org/10.1016/j.eimc.2017.02.007
3. Reyes Esparza, J. A., & Rodríguez Fragoso, L. (2012). Los probióticos: ¿cómo una mezcla de microorganismos hacen un gran trabajo? Revista mexicana de ciencias farmacéuticas, 43(1), 7–17. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-01952012000100002
4. Sirisinha, S. (2016). The potential impact of gut microbiota on your health:Current status and future challenges. Asian Pacific Journal of Allergy and Immunology, 34(4), 249–264. https://doi.org/10.12932/AP0803