Probiótico, prebiótico y simbiótico
Probiótico, prebiótico y simbiótico
Los probióticos se definen como microorganismos vivos que en cantidades adecuadas proporcionan un beneficio a la salud. Se denomina prebióticos a los alimentos no digeribles que sirven como alimento de los microorganismos vivos, es decir de los probióticos. Y los simbióticos son el conjunto de uno o más probióticos y prebióticos, contenidos en un mismo producto.
Los principales tipos de bacterias probióticas son Lactobacillus y Bifidobacterias. Para que una bacteria sea considerada un probiótico necesita cumplir con:
- Estar identificada: Para conocer los beneficios que aporta esa cepa.
- No ser tóxicos o dañinos a la salud: Para garantizar el consumo seguro.
- Aportar beneficios a la salud: Estos beneficios deben ser comprobados científicamente.
- Tolerancia a las condiciones del entorno: Es decir que resistan los jugos gástricos y biliares, para llegar vivos a los intestinos.
- Estar en cantidades suficientes: De cien a miles de millones de unidades formadoras de colonias (UFC).
Para asegurar que los probióticos tengan con que alimentarse para realizar sus funciones, es necesario que haya un prebiótico. Los diferentes tipos de prebióticos son: Fructooligosacáridos, galactooligosacáridos, inulina, lactulosa, fibra, hemicelulosa (cebada germinada), almidón resistente, psyllium plantago, betaglucano, pectina.
El consumo de simbióticos incrementa los beneficios a la salud que se obtienen de los probióticos y prebióticos por separado. Los beneficios en general son: mejorar la digestión, prevención de enfermedades gastrointestinales, prevención y tratamiento del estreñimiento.
En conclusión, el consumo de probióticos, prebióticos y/o simbióticos diariamente tiene beneficios a la salud, hay que recordar que estos no compiten con la dieta diaria, es decir que son un complemento de la dieta. En el caso de los productos de Yakult, se tiene identificada la bacteria probiótica que es Lactobacillus casei Shirota, y se recomienda consumirlo con una alimentación rica en fibra.
Referencias
Garrote A. y Bonet R. (2017). Probióticos. Farmacia Profesional, 31(2), 13-16.
Universidad de Oviedo. (2013). Microbiota autóctona, probióticos y prebióticos. Nutrición Hospitalaria, 8(1).
Microbioma, importante para nuestro cuerpo
Microbioma, importante para nuestro cuerpo
Al igual que nuestro planeta, nuestro cuerpo también alberga microorganismos como bacterias, hongos, virus, entre otros, además, generalmente se cree que pueden ocasionar enfermedades, sin embargo, investigaciones recientes mencionan que solo una pequeña parte de estos producen enfermedad, por lo que la gran mayoría puede ayudarnos a mantener la salud.
Los sitios donde podemos encontrar estos microorganismos son la piel, los ojos, los pulmones, el aparato genitourinario, y en el tracto gastrointestinal, principalmente en los intestinos, en conjunto conforman nuestra microbiota.
En los intestinos, la microbiota es la más poblada principalmente de bacterias, las cuales están con nosotros desde que somos pequeños y tiene una influencia durante toda nuestra vida.
Podemos destacar algunas funciones de la microbiota intestinal, como la fermentación de fibra de la cual se producen metabolitos que pueden beneficiar la salud, la interacción con el sistema inmunológico promoviendo su maduración y su capacidad de acción, defendiendo nuestro cuerpo de microorganismos nocivos, también hay producción de algunas vitaminas como la vitamina K y folatos.
Y ¿qué es el microbioma?, son todos los microorganismos que conforman la microbiota, su material genético, metabolitos y su interacción con nuestro cuerpo, por lo que puede tener un impacto en la salud o enfermedad.
Por lo anterior, ¿será lo mismo microbiota y microbioma? Algunos autores refieren que es lo mismo y señalan que la microbiota forma parte del microbioma, por lo que, el estado del microbioma intestinal puede afectar la salud. En recientes investigaciones se ha determinado que en algunas enfermedades hay presencia de disbiosis intestinal, es decir, proliferación de bacterias nocivas.
Esta disbiosis puede ser ocasionada por una alimentación pobre en fibra, consumo de medicamentos, incluso el estrés. La disbiosis puede ocasionar enfermedad inflamatoria intestinal, obesidad, diabetes, enfermedades alérgicas, incluso la ansiedad, el estado de ánimo entre otras.
Finalmente, algunas investigaciones señalan que la microbiota intestinal puede modificarse a través del consumo de una alimentación rica en fibra (prebióticos) proveniente de vegetales y cereales integrales, además el consumo de probióticos como el Lactobacillus casei Shirota, puede contribuir a mantener la microbiota intestinal saludable, por lo que se recomienda su consumo diario.
Referencias
Berg G., Rybakova D., Fischer D., Cernava T., Vergès M. C., Charles T., Chen X., Cocolin L., Eversole K., Corral G. H., Kazou M., Kinkel L., Lange L., Lima N., Loy A., Macklin J. A., Maguin E., Mauchline T., McClure R., Mitter B. and Schloter M. (2020). Microbiome definition re-visited: old concepts and new challenges. Microbiome, 8(1), 103.
Thursby E. and Juge N. (2017). Introduction to the human gut microbiota. Biochemical Journal, 474 (11), 1823–1836.
Clemente J.C., Ursell L.K., Wegener-Parfrey L. and Knight R. (2012). The Impact of the Gut Microbiota on Human Health: An Integrative View. Cell, 148 (6), 1258-1270.
Mohajeri M. H., Brummer R., Rastall R. A., Weersma R. K., Harmsen H., Faas M. and Eggersdorfer M. (2018). The role of the microbiome for human health: from basic science to clinical applications. European journal of nutrition, 57(Suppl 1), 1–14.
Síndrome de Intestino Irritable y su relación con la microbiota intestinal
Síndrome de Intestino Irritable y su relación con la microbiota intestinal
En la etapa adulta es común sentir dolor e inflamación abdominal, tanto que a veces no le prestamos la atención adecuada, estos síntomas podrían deberse al Síndrome de Intestino Irritable (SII) el cual, es un trastorno funcional, más común en mujeres, que se caracteriza por dolor o malestar abdominal, y se asocia con los cambios en la frecuencia o apariencia de las evacuaciones, así como otros síntomas, por ejemplo; inflamación abdominal, sensación de urgencia y evacuación incompleta.
Hasta el momento se considera incurable y es el trastorno digestivo diagnosticado con mayor frecuencia en la práctica clínica, por lo que ha sido un padecimiento muy estudiado, dando como resultado avances relevantes en diversos aspectos del padecimiento, como los factores que influyen en su desarrollo, el papel de la microbiota intestinal, la dieta y el uso de probióticos.
En el desarrollo del SII intervienen múltiples y diferentes mecanismos entre los cuales se han reconocido los trastornos motores, la hipersensibilidad visceral, la sobrepoblación bacteriana y alteraciones de la microbiota intestinal. Esta última, tiene gran importancia debido a la relación que existe entre la microbiota intestinal, la tolerancia inmunológica del huésped y el adecuado desarrollo intestinal.
En diversos estudios se han observado resultados benéficos con el consumo de algunos probióticos, especialmente lactobacilos y bifidobacterias, al restaurar la microbiota intestinal, han mostrado eficacia en el tratamiento del SII, tanto en la mejoría de los síntomas en general, como en el alivio del dolor y distensión abdominal.
Por lo anterior, el uso de probióticos en SII sugiere ser una terapia que ayuda a controlar los síntomas de esta enfermedad y mejorar la calidad de vida.
Por último, a pesar de que el SII no es un padecimiento que ponga en riesgo la vida, si influye en la calidad de la misma, por lo que es importante su atención, se estima que solo el 10% de las personas que la padecen buscan atención médica. También es importante tener hábitos saludables como realizar ejercicio, llevar una alimentación adecuada y como hemos mencionado el consumir probióticos como el Lactobacillus casei Shirota, ayuda a equilibrar la microbiota intestinal aminorando así los síntomas característicos de este padecimiento.
Referencias
Carmona-Sánchez R., Icaza-Chávez M.E., Bielsa-Fernández M.V., Gómez-Escudero O., Bosques-Padilla F., Coss-Adame E., Esquivel-Ayanegui F., Flores-Rendón Á.R., González-Martínez M.A., Huerta-Iga F., López-Colombo A., Méndez-Gutiérrez T.H., Noble-Lugo A., Nogueira-de Rojas J.R., Raña-Garibay R.H., Remes-Troche J.M., Roesch-Dietlen F., Schmulson M.J., Soto-Pérez J.C., Tamayo J.L., Uscanga L.F., Valdovinos M.Á., Valerio-Ureña J., Zavala-Solares M.R. (2016). Consenso mexicano sobre el síndrome de intestino irritable. Revista de Gastroenterología de México, 81(3), 149-167.
Coriat B. J., Azuero O. A. J., Gil-Tamayo S., Rueda-Rodríguez M. C., Castañeda-Cardona C., y Rosselli D. (2017). Uso de probióticos en el síndrome de intestino irritable y enfermedad inflamatoria intestinal: una revisión de la literatura. Revista Colombiana de Gastroenterología, 32(2),141-149.
Bustos-Fernández L. M. y Hanna-Jairala I. (2019). Tratamiento actual del síndrome de intestino irritable. Una nueva visión basada en la experiencia y la evidencia. Acta Gastroenterológica Latinoamericana, 49 (4), 381-393.
Importancia de la prevención del cáncer de próstata
Importancia de la prevención del cáncer de próstata
En este mes que celebramos el día del padre, abordaremos el tema de la importancia de la prevención del cáncer de próstata, ya que a nivel mundial la Organización Mundial de la Salud (OMS), refiere que es el cuarto tipo de cáncer más común en la población, en México es el primer tipo de cáncer más común en hombres y el que desafortunadamente se detecta en etapas avanzadas.
Pero ¿qué es el cáncer? La OMS menciona que se produce por la transformación de células normales en células anormales (tumores) y es un proceso de alteraciones en varias etapas, las cuales son el resultado de la interacción entre factores genéticos del paciente y factores externos como las radiaciones ultravioletas e ionizantes (rayos X), carcinógenos químicos por ejemplo las aflatoxinas (toxinas producidas por hongos de los alimentos) y carcinógenos biológicos, como determinados virus, bacterias y parásitos.
En el caso del cáncer de próstata algunos factores de riesgo son tener ascendencia afroamericana tiene mayor probabilidad a padecer esta afección, el factor genético, es decir, si hay familiares que hayan padecido esta enfermedad. Existen otros factores de riesgo ambiental como el tabaquismo, Índice de Masa Corporal alto (IMC), ingesta baja de antioxidantes como licopeno el cual se encuentra presente en el jitomate principalmente tratado térmicamente como es la salsa de tomate.
Por lo anterior, diversas investigaciones han encontrado que el uso de compuestos naturales con funciones antioxidantes, con funciones anticancerígenas como el licopeno, se recomienda incluirlo en la dieta como parte de la prevención de esta afección, ya que su consumo no tienen efectos secundarios o tóxicos.
Por lo último, la importancia de la prevención de este tipo de cáncer radica en el diagnóstico oportuno, es decir, una revisión temprana por parte del médico para detectarlo en etapas tempranas a través de la toma de una muestra de sangre en donde se busca la presencia de marcadores tumorales séricos como el antígeno prostático específico, además, de estilos de vida saludable en donde se incluya activación física, alimentación adecuada donde se consuman alimentos que contengan ingredientes bioactivos como el Lactobacillus casei Shirota, así como también el licopeno que tiene actividad antioxidante.
Referencias
Organización Mundial de la Salud. (2021). Cáncer.
INFOCÁNCER. (2019). El cáncer en el mundo y México. Gobierno de México.
Mirahmadi M., Azimi-Hashemi S., Saburi E., Kamali H., Pishbin M., and Hadizadeh F. (2020). Potential inhibitory effect of lycopene on prostate cancer. Biomedicine and pharmacotherapy = Biomedecine and pharmacotherapie, 129, 110459.
Lactancia materna y su importancia en la microbiota intestinal del bebé
Lactancia materna y su importancia en la microbiota intestinal del bebé
La leche materna es un líquido producido por las glándulas mamarias de las mujeres, que contienen nutrientes (carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales), y sustancias inmunológicas (García-López, R., 2011).
La OMS recomienda que el bebé consuma el calostro, este es la primera leche después del parto tiene un aspecto amarillo y espeso. También es importante que la lactancia materna sea exclusiva durante 6 meses, después se complementa con alimentos (Organización Mundial de la Salud, 2006).
Por otra parte, la microbiota intestinal adquirida en los primeros años de vida, es fundamental para la prevención de enfermedades autoinmunes y alergias alimentarias, asimismo juega un rol nutritivo, metabólico, y de protección. (Brahm, P., 2017). El desarrollo de la microbiota intestinal está influenciada por diversos factores: (Castañeda, C., 2018)
- Parto: Se transmiten bacterias vaginales y fecales. Si es cesárea habrá menos diversidad.
- Edad gestacional: Niño pretérmino tiene una reducida diversidad y niveles altos de bacterias potencialmente patógenas, a diferencia del niño a término donde en 10 días se establece su colonización.
- Alimentación: La lactancia materna exclusiva es la principal vía de colonización de la microbiota intestinal.
- Condiciones ambientales y estilos de vida: Depende del país donde nazca, su cultura y sus costumbres.
Por lo tanto, la leche materna debe ser considerada como “la primera vacuna” del bebé, ya que protege de infecciones a las que está expuesto desde el nacimiento. Durante la lactancia se activa el sistema linfoide, este ayuda a producir Inmunoglobulina A que es la encargada de protegernos contra virus y bacterias (García-López, R., 2011).
La administración de probióticos durante el embarazo resulta de gran interés, ya que se equilibra la microbiota intestinal de la madre y repercute en la del bebé. Los bebés de las mamás que consumieron Lactobacillus casei Shirota tienen menos enfermedades gastrointestinales durante 2 a 6 meses (Rodríguez, J.M. y Dalmau, J. 2007).
En conclusión, la lactancia materna es fundamental para el óptimo desarrollo de la microbiota intestinal del bebé, por lo cual es importante que la madre consuma probióticos para favorecer la colonización de bacterias buenas en el intestino del bebé (Rodríguez, J.M. y Dalmau, J. 2007).
Referencias
García-López, R. (2011) Composición e Inmunología de la leche humana. Acta Pediátrica de México, 32(4), 223-230. https://www.redalyc.org/pdf/4236/423640330006.pdf
Organización Mundial de la Salud (2006) Lactancia materna. OMS. https://www.who.int/topics/breastfeeding/es/
Castañeda, C. (2018) Microbiota intestinal y salud infantil. Revista Cubana de Pediatría, 90(1). http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0034-75312018000100010&script=sci_arttext&tlng=pt
Brahm, P. y Valdés, V. (2017) Beneficios de la lactancia materna y riesgos de no amamantar. Revista Chilena de Pediatría, 88(1). https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0370-41062017000100001&script=sci_arttext&tlng=e
Rodríguez, J.M. y Dalmau, J. (2007) Probióticos para el binomio madre-hijo (I). Acta Pediátrica Española, 65(9), 452-457. https://www.actapediatrica.com/index.php/secciones/dermatologia-pediatrica/480-probi%C3%B3ticos-para-el-binomio-madre-hijo-i#.YKz9g6hKjIU